Texto y fotos: JORGE OLIVA Ficha técnica Palacio de Deportes de Vista Alegre Córdoba. 3.000 espectadores. Presentación de ‘Hellville de Luxe’ Vista Alegre, Córdoba. Uno de los recintos con más solera de la escena cordobesa. Unos 3.000 seguidores de Bunbury se dan cita para asistir al estreno en directo de ‘Hellville de Luxe’, su nuevo álbum. Se apagan las luces y dos enormes pantallas empiezan a escupir mensajes encadenados. Irrumpe en escena el renovado cowboy de negro impoluto, gafas negras y sombrero al son de “El club de los imposibles”. La primera toma de contacto es muy positiva. El fuego roquero comienza a tomar cuerpo. El show tiene tres partes muy diferenciadas. La primera es una paulatina entrada en calor, que Bunbury aprovecha para incluir dos nuevas canciones, posiblemente las más brillantes del álbum: “Hay muy poca gente” y “Bujías para el dolor”; y también cortes menos conocidos por el gran público, como “Ahora”, perteneciente al disco que grabó con Nacho Vegas, “El tiempo de las cerezas” Como es habitual en sus giras, Bunbury cuida minuciosamente la puesta en escena. Lo comenta su management: “Es lo bueno de trabajar con Enrique, que actúe ante 500 personas o 3.000, lleva los mismos medios y plantea el mismo concierto”. Y así es. Un enorme telón rojo se cierra para dar paso a una atmósfera mucho más íntima. Una plataforma con enormes lámparas rojas se sitúa en primer plano y la banda se concentra en escasos metros cuadrados. El versátil Jordi Mena (antes en Jarabe de Palo) pasea todo tipo de instrumentos, y como si estuvieran en un cabaret, revisan algunos de los grandes éxitos del zaragozano, caso de “El extranjero”, “Infinito” o la vibrante “Sí”, que abre la recta final del concierto. Los arreglos de algunas canciones, como “Contar contigo”, son maravillosos. Otros no alcanzan la excelencia, pero casi es más cuestión de gustos. Bunbury reinventa las canciones y las ofrece bajo un prisma muy diferente a como sonaron en los discos. Es la reinvención en estado puro. Estamos en un momento en que quizás se echa de menos el escenario previsto: el Teatro de la Axerquía. Aunque Bunbury quiere hacer pabellones y recintos grandes, el 80% de su repertorio sigue encontrando mejor acomodo sobre la tarima de un teatro o Palacio de Congresos. “El hombre delgado que no flaqueará jamás” abre ese tramo final del show, con el que la audiencia recupera el pulso. Lo confirma. Esta canción será un referente en su carrera. Ya no parará. “Apuesta por el rock and roll” y “Lady Blue” dan la puntilla. Se despide, pero aún quedan algunos cartuchos en la recámara. En el primer bis, Bunbury –que cambia por tercera vez de vestuario- revisa posiblemente una de sus mejores composiciones: “El viento a favor”. Vista Alegre corea cada estrofa con total entusiasmo y se vuelca cuando suenan los primeros acordes de “Los restos del naufragio”. No hay mucho tiempo para más y en el último bis, el zaragozano se recrea. Utiliza dos temas de calado para el adiós: “Canto (el mismo dolor)” y “… Y al final”. La emoción, que ha brotado por momentos, emerge definitivamente. La comunión entre artista y público es una realidad y el nuevo Bunbury se despide con ese buen sabor de boca. Más roquero, tan histriónico y lenguaraz como siempre –da la bienvenida al público al grito de ‘¡Buenas noches, cabrones!’-, Bunbury confirma que abre una nueva etapa en la que exhibe lo mejor de sí mismo y algunas propuestas que aún tendrá que pulir. LO MEJOR: Un sonido limpio y equilibrado permitió que Bunbury y su banda sonaran perfectamente en cualquier rincón del pabellón. Todo un reto en uno de los espacios con peor acústica de Córdoba. LO PEOR: Quizás no es concierto para un Palacio de Deportes o quizás el cancionero de este artista resulta más idóneo para un teatro o Palacio de Congresos. Se echó de menos “Alicia”, un clásico que no debió faltar.
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1 comentarios:
Muy buena esa crónica
Y el nuevo diseño también me ha gustado mucho
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