13 febrero 2010

De la euforia a la melancolía, Enrique Bunbury

A días de la salida de Las consecuencias (16 de febrero), Enrique Bunbury confesó, a través de una entrevista por email desde Los Ángeles, la necesidad de exponerse como artista ante su gente, la que lo seguido desde Héroes del Silencio y que lo ha acompañado en su carrera en solitario. Su fragilidad y la contundencia de sus letras dan muestra de un Bunbury dispuesto a asumir “las consecuencias” de sus palabras.

Se ha dicho que Las consecuencias es un álbum inspirado en la incomunicación y la dificultad para escuchar y ser escuchado. Como artista, ¿cuánto afecta esta deficiencia de la sociedad actual?

Es paradójico que, una sociedad que cada vez tiene más posibilidades de establecer contacto con humanos y culturas que habitan en sus antípodas, sea cada vez más ajena a las necesidades de su vecino. Es curioso que un ciudadano que se llama a sí mismo cosmopolita niegue su cercanía genética, social, cultural y humana con su compañero de pupitre. Las dificultades de los seres humanos para entenderse con su propia pareja, con sus hijos o con su jefe de sección cada día son más patentes. No sé si la tecnología nos une o nos separa, pero sí que es obvio que la distancia se va haciendo cada vez más patente.

En 2008 editaba Hellville De Luxe, descrito como un álbum de guitarras. Ahora saldrá uno que parece ser más confesional. ¿Cuánto ha cambiado el propio Bunbury entre los discos?

Creo que son las dos caras de una misma moneda. Pienso que ambos álbumes pertenecen a una persona que siente, con igual profundidad, esos dos aspectos de su personalidad: la eufórica y la melancólica. Supongo que a todos nos pasa: no somos seres unidireccionales. Lo que los sicoanalistas llaman trastorno bipolar, no es, para mí, más que una definición del ser humano.

Nacho Vegas habla de la fragilidad que proyecta en las canciones de este disco. ¿Cuánto se expone un artista con temas de naturaleza tan personal?

Intento que los textos de mis canciones sean cada vez menos autobiográficos, aunque es imprescindible saber de qué hablas para cantar con cierto conocimiento de causa, comprender al personaje narrador de cada canción e incluso disculparlo moralmente.

¿En qué momento un artista sabe que puede darse el lujo de editar un disco con pocas esperanzas de ser radiado?

Actualmente las fórmulas para dar a conocer un álbum son muchas y diversas, y no es tan necesario que una canción pase obligatoriamente por la radio. De todas formas, creía que el disco iba a tener una mayor dificultad para entrar en determinadas radios y televisiones, y estoy gratamente sorprendido con la repercusión que está teniendo el sencillo Frente a frente en los medios de comunicación, tanto de España como en América. Sé que mi compañía discográfica está haciendo un gran trabajo y está creyendo en Las consecuencias de manera especialmente contundente y les estoy muy agradecido por su apoyo. No sé, es raro, pero hay veces que el disco que tú crees más asequible no llega a ser comprendido y lo que uno considera minimalista, de repente, se entiende a la primera.

Ha dicho que Frente a frente no es la mejor canción del nuevo disco, ni su favorita, ¿por qué se escogió como primer single? ¿Se asume como vender una idea falsa de la totalidad del disco?

No es así, exactamente. Creo que es el tema más adecuado para ser el primer sencillo. Eso no quiere decir que sea mi favorita, que no lo es. Creo que el resto del disco es muy importante para mí y para mi carrera, y que, Frente a frente, al ser una versión de una canción de Manuel Alejandro, no es la que siento más profundamente, como es natural.

El rock se gestó contestatario y ahora parece dar un vuelco hacia terrenos más personales. ¿Cuál es el balance ideal para Enrique Bunbury?

Cuando tienes una carrera de largo recorrido, como empieza a ser ya la mía, creo que se pueden compatibilizar perfectamente los momentos de sosiego y los de euforia. Fíjate bien que a Hellville de Luxe, uno de los discos más rockeros de mi carrera, le ha seguido Las consecuencias, un disco de pausa, serenidad y reflexión. No dudo que, con el siguiente, vuelva a los pabellones y me olvide de los teatros.

¿En qué momento de la industria musical aparece este nuevo disco que se ha decidido editar tanto en vinilo y formato digital?

Soy muy positivo cuando me preguntan por el futuro de la industria. Creo que, aunque estamos viviendo momentos de incertidumbre, la música nos está regalando grandes momentos. No pienso que el talento escasee actualmente. Además, tarde o temprano, la problemática de las descargas digitales encontrará su solución. Creo en las posibilidades del streaming, de mobileme… y creo que en el futuro, el sentido de propiedad y posesión, será muy diferente al actual, tanto desde el aspecto fetichista de la música, como desde el del almacenamiento indiscriminado y desordenado.

Luis Felipe Castañeda


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