26 febrero 2009

Quadrophenia IV

Vendaval (Parte I)

Hay canciones que nos llegan y nos tocan la fibra sensible, otras que nos tocan más abajo del cinturón y queremos aniquilar al creador… es un algo que tienen las canciones. Llamadlo como queráis. Pero hay sensaciones y situaciones que te hacen creer que detrás de toda canción hay alguien que vive situaciones y las expresa tal y como le vienen, las vivencias.

Llevo una semana horrible y el viernes mientras iba en autobús hacia el centro estaba escuchando en el mp4 uno de los discos que puedo llamar de mi vida, no porque me guste una canción determinada o porque me lo recomendara alguien muy querido, que va, más bien es porque lo he visto crecer desde que eran unas maquetas y estaban en la cabeza de una de las personas que me ha enseñado como es este mundo por dentro, mister Manolo Tarancón y su disco “Más Allá de Uno Mismo”. Ya hace más de un año que empezamos a trabajar juntos en la promoción del disco y en la gira, la verdad que fue una cosa que prácticamente me pilló por sorpresa cuando tras llevar bastante tiempo hablando con Manolo, el me ofreció llevar un poco su carrera y echarle un cable, dudé pero me dije “que coño! Por que no?”. Y a partir de ahí comenzamos a trabajar en lo que sería su próximo disco por aquel entonces, el cual no lo tenía claro pues no había discográfica y el disco estaba grabado a falta de masterización.

Había temas muy buenos como el que abría, “Vendaval”, era y es un tema cojonudo. Una canción de esas que te hacen pensar…”va joder, un mal día lo tiene cualquiera, sal a la puta calle ve sin miedo por la vida chaval!”. De verdad que si. Manolo me iba pasando temas para saber que me parecían, no había ninguno malo, “Ahora”, “Playas de Natal”, “Dime”… eran de mis favoritos, “Playas de Natal” con un solo de guitarra magnífico de Ricardo Gener (guitarrista de la banda, con el cual comparto la afición por Tom Petty y el blues rock) y la lista de canciones seguía. Llegó otro que ansiaba oír, pues me hablaron de que Nacho Vegas cantaba también en aquella canción llamada “Super8” y no defraudó en absoluto. Había una canción que acabó siendo un bonus track, no sabíamos como llamarlo. Hablaba de una experiencia que vivió Manolo con una chica hace tiempo y que refleja muy bien la situación. En una parte de la canción aparecen la frase “y ya sin postre americano” y pensé: Si la canción es la última y es un bonus track, llamarla “Postre Americano”. Semejante idea se me ocurrió como un boceto aunque pensé que era algo demasiado evidente, pero la idea cuajó.

El señor Tarancón me pasó fotos y videos de aquella grabación y me hablaba de que sino encontraba discográfica dejaría el proyecto aparcado a lo que yo le respondí por aquella conversación por teléfono que ni de coña, era un discazo que tenía que ver la luz como fuese. Me daba mucho coraje que un tipo que se ha dejado la piel en un disco y lo haya pagado el mismo, no encontrase un jodido sello discográfico.

Pasaban los días, yo estaba trabajando en la portada con fotos que me iba pasando Manolo y mirando tipos de fuentes para las letras mientras escuchaba las canciones. Llegué a hacer varias portadas pero no cuajaron del todo, es más, la portada que veis del disco no estaba clara ni el último día antes de llevarla a fábrica, eso ocurrió en Gandia, un diciembre de 2007. Manolo ya fichó por la que todavía es su discográfica, Comboi Records y la portada y libreto estaban diseñados y listos para ser enviados pero había algo que no le dejaba tranquilo a Tarancón. Yo me encontraba en Valencia por entonces para cerrar algunas cosas con Manolo y terminar de preparar el disco y dossieres para promociones posteriores, me quedé en su piso unos días. Una tarde nos fuimos al Varadero en Gandia, sala de Nacho Rees, buen amigo de Manolo, con los portátiles abiertos mirábamos ese diseño de la portada al que le faltaba algo, pensábamos en la cara del artista, pero de otra manera que no fuera una foto, pensamos en un retrato a trazos de lápiz y esa fue la idea con la que se quedó la portada. Nacho Rees recordó a un tipo que se le daba bastante bien eso de dibujar así que con el tiempo dándonos en el culo le pedimos un par de dibujos para mañana. El encargado fue Paco Martínez, el fiera tenía dos bocetos preparados al día siguiente, eran dos dibujos cojonudos. Uno de ellos fue la ilustración de la portada, el otro se encuentra al abrir el disco.

Se terminaban de cortar flecos, llamé a Limbo Starr para confirmar los permisos para que Nacho Vegas fuera en los títulos del disco, pero allí no tenían ni idea de nada. ¡Joder, el tío no había avisado de que había colaborado en el disco!, pero la gente de Limbo Starr, Carmen, si mal no recuerdo, me dijeron que no había problema alguno, que en el disco apareciera que Nacho Vegas aparece por cortesía de Limbo Starr y listo. Mi tiempo se acababa por las tierras levantinas y me volví a Madrid, eran mediados de Diciembre y el disco debía de estar listo para comienzos de Enero, para entonces ya tenía unas pocas fechas concretadas para abrir la gira, la primera en El Rincón del Arte Nuevo en Madrid un 3 de enero. Ahí conocí a Ricardo Gener, guitarra de la banda, era un formato electro-acústico que tuvo éxito. La gira a día de hoy aún no ha acabado, van mas de 50 bolos y subiendo… pero en Abril toca grabar en el Puerto de Santa María lo que será el próximo trabajo. Paco Loco se encargará de producirlo.

Pasados unos meses y varios conciertos, Manolo me llamó una mañana para avisarme de que ya estaban los discos. Genial!. Nacho Rees que se encontraba por Madrid me entregó una caja con 60 que debía vender, tarea que no fue demasiado problema, tiré de amigos y conocidos a parte de familiares y se vendió realmente bien. Por la parte de Manolo y los chicos también se vendió todo, a parte de FNAC y por Internet.
Tener el disco en las manos era una sensación curiosa, ahí estaba la portada que tantas veces había visto en la pantalla del ordenador, el libreto con las letras y agradecimientos… el disco estaba genial. Lo escuché mil veces antes de que saliera a la luz, en forma de maqueta, sin masterizar, masterizado… pero tenía que oírlo como si no lo hubiera escuchado nunca y no hay mejor sensación que esa.

Todo iba estupendamente, viajaba a los conciertos que podía, Valencia, Valladolid, León, Madrid, Salamanca… nos hicimos una minigira por Castilla y León. Guardo gratos recuerdos de aquellas salas, Molly Malones de León, Jorge, el tipo que se encarga de ella es un tio majo, nos facilitó mucho las cosas. En Salamanca fue en Camelot, era una antigua iglesia que fue acondicionada como sala de conciertos, una sala preciosa y un concierto espectacular con toda la banda, salvo Ricardo. A ese concierto le precedió el que dimos en Contraclub, en Madrid. Fue un viaje de Madrid a Salamanca en coche, Manolo conducía, a su lado iba Pinto, bajista y detrás Alex, el batería que utilizamos para aquellos bolos, su bombo y yo. Tanto Pinto como Alex pertenecían a un grupo que de paso recomiendo, Perdido y la Octubre Band. Fue bestial lo de Salamanca, además me hizo mucha ilusión ver a mi buen amigo Pedro Calvo, que vino desde León hasta Salamanca exclusivamente para ver a Manolo. Esos dos conciertos los recuerdo con una sonrisa tonta, pues a altas horas de la noche las cosas son muy distintas y nunca se sabe donde puedes encontrar un 24h dispuesto a hornearte una pizza.

Otros bolos que recuerdo fue el primero en Valencia en Matisse, era el concierto presentación y allí estaban todos. En aquel concierto subieron a tocar Berto Díez, José Moreno y Jordi (Intempo). Tuve una anécdota muy curiosa que compartí con Eduard, técnico de sonido y amigo. Ese mismo antes del concierto en Matisse, volvíamos por la tarde del local de ensayo hacia la sala para dejar todo y hacer la prueba de sonido. Mientras Manolo y la banda se preparaban para empezar la prueba, yo coordinaba la cena, merchandising y promo varia, pero Tarancón se me acerca y pregunta por su mochila. Joder! La puta mochila con los jacks se había quedado en el local de ensayo y estaba a tomar por culo!, aun quedaban un par de horas para el concierto, pero realmente había una hora escasa pues tendríamos que cenar, así que avisé a Eduard y nos fuimos en su coche rumbo al local de ensayo. A mitad de camino (íbamos por la Universidad) yo iba hablando con Manolo por el teléfono cuando oigo decir a Eduard con voz de asustado:

-Mierda Charly que esto va a petar! Joder!

A la vez que dijo eso, su coche hacía unos movimientos y sonidos muy raros. Efectivamente, el coche se paró y con la inercia lo dejamos en un lado de la carretera. Cojonudo, el coche de había palmado, la correa de distribución al carajo y con ella el motor y no teníamos mucho tiempo. Llamé a un taxi por teléfono, tardó media hora en aparecer y encima por aquella carretera no había nadie, salvo la comitiva con falleras que pasaron. Al fin llegó el taxista, llegamos al local de ensayo y le dijimos al hombre que esperara que no tardaríamos. Entramos y allí no había ni rastro de la mochila, pero espera! Debajo de la mesa estaba la maldita mochila! Nos volvimos al taxi ya tranquilos y de ahí a Matisse. El taxista nos contó que a el le iba también el rollo roquero, adoraba a Loquillo (aunque según el, tenía la muerte del loro) y debe ser que coincidió con Eduard en más de un garito porque tenían lugares en común, tanto fue el buen rollo con el taxista, que nos perdonó tres euros que no teníamos suelto. Llegados a Matisse le entregué la mochila a Manolo. Todo correcto.

Continuará…

Charly.-


0 comentarios:

Publicar un comentario