18 septiembre 2012

Bunbury volvió a casa y actuó en Cádiz



Entre el mar, el cielo y nosotros, Enrique Bunbury actuó anoche en el Castillo de San Sebastián de Cádiz, regresando a casa, tal y como él mismo mencionó. Dentro del quinto round de conciertos, el Licenciado Cantinas desplegó una vez más su magnetismo sobre el escenario, llegando a ser hipnótico en sus movimientos, y con una voz en más que excelente estado de forma.

Al final de una lengua que se introduce en el mar, se levanta el recinto que alberga un faro, signo de guía para marineros y, en este caso, para el publico expectante. La brisa y el cielo despejado dan cobijo al sobrio escenario que, poco después de las diez de la noche, ve cómo Los Santos Inocentes toman posiciones y comienzan con la instrumental habitual de esta gira El mar, el cielo y tú. A partir de ahí, Llévame y El solitario cierran la trilogía de apertura perteneciente al último álbum y dan paso hasta un total de veinticuatro canciones.

El artista zaragozano contaba con el habitual apoyo del público entonando cada una de las canciones, haciéndose más patente cuando, tras La señora hermafrodita, el escenario se quedó sin luz y sólo se alumbraba con un foco frontal. En este momento, agrupó a los componentes de la banda a su alrededor e interpretó uno de los momentos álgidos de la noche con El extranjero.

Ódiame y El día de mi suerte completaron la representación de Licenciado Cantinas sobre el escenario, entrelazadas con muestras de El viaje a ninguna parte, como El rescate, No me llames cariño y Que tengas suertecita, momentos más intimistas con Las consecuencias y Los habitantes o De todo el mundo, y la rampa ascendente que propuso de Flamingos con Sácame de aquí, Lady Blue y la siempre participativa hasta la saciedad Sí. Así, llegábamos al final del primer bloque, momento que aprovechó Enrique para presentar a los miembros de la banda como antesala al momento rock and roll de la noche de la mano de Hellvile de luxe y El hombre delgado.

No sería ésta la única representación del álbum que lleva el nombre de la residencia que el cantante frecuentaba en el Puerto de Santa María (de ahí lo de "volver a casa"), ya que Bujías para el dolor integraba el segundo bloque junto con la dramática San Cosme y San Damián y la segunda, y última, incursión en Pequeño con Infinito. Como siempre, todos estábamos esperando ansiosos el momento en el que sonó Apuestas por el rock and roll porque constituye mucho más que una canción incluida en el repertorio habitual de Bunbury, ya que ha alcanzado la cota de clásico entre los clásicos.

Para finalizar esta velada magnífica, qué mejor que dos canciones de despedida. El tiempo de las cerezas, haciendo alusión a las sesiones de grabación que él y Nacho Vegas realizaron en los estudios de Paco Loco (en el Puerto de Santa María) y, como no podía ser de otra forma, ...Y al final cerró las dos horas de ritual tal y como había comenzado. Bunbury abandonó el escenario entre saludos al público y dejó a Los Santos Inocentes que terminaran instrumentalmente la sesión.

La calidad del sonido fue excelente durante todo el concierto, aumentada por el hecho de estar en un espacio abierto, con solamente el mar alrededor nuestra, y dotando el recinto de una cercanía con el escenario que convertía la experiencia en algo más intenso si cabe.


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