18 septiembre 2012

La noche de Bunbury



El cantante español se presenta ante un entregado público que llenó el Auditorio Telmex

ZAPOPAN, JALISCO (08/SEP/2012).- "¡Esta noche es mía!", dice Bunbury. Sale de bambalinas envuelto en un traje rojo, camisa negra, solapa ancha. Y se suelta con una serie de "canciones melancólicas para corazones solitarios".

"¡Que rime!", pide la audiencia, y el "Licenciado Cantinas" baila un son. Hace una estupenda mancuerna con Jordi Mena (guitarra). El natural de Zaragoza muestra por qué es un maestro de la elegancia y el buen vestir.
El Auditorio Telmex está totalmente lleno. Lo colman jóvenes que conocen bien a Bunbury. Tienen memorizadas sus melodías. Corean sus letras con estridencia. Compran tazas de 150 pesos, sombreros y camisas a 250.

Para mitad del concierto, Enrique se quita la chaqueta y saca un sombrero rojo; en el público contrastan los de color negro, de tejido metálico, que traen desde España, aseguran vendedores. El español queda en chaleco y canta y baila "Una canción triste".

La gente le sigue, sale de sus lugares a demostrarle que le conoce bien. Los acomodadores no saben cómo hacer que, paradójicamente, el público se quede en sus butacas previamente asignadas para el concierto de rock. Aquí sólo se puede bailar en tu sección. Brincas allá y te caen tres mozos y un "condor" pidiendo boleto. No permiten tomar fotos con el celular. La gente se molesta.

Bunbury no es ajeno y lo señala: "Les pido una disculpa. Es culpa mía por permitir esta discriminación". Aplausos, y se lo monta con "Los habitantes", una de las más coreadas. Es su noche.

El escenario está decorado con flamas y calaveras. Suenan "Sácame de aquí" y "Que tengas suertecita". Los fans menean sus cabezas complacidos.

Fuera chaleco y viene una bufanda roja y las canciones del nuevo disco y algo de Las Consecuencias. Es tiempo de escuchar. Cuando parece que se va, se sabe que ese "hombre delgado no flaqueará jamás". El nombre de Enrique resuena y sale con todo el color de la pasión, y se despide con clásicos: "Aunque no sea conmigo", "Porque las cosas cambian" e "Infinito". Es su noche.


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