18 mayo 2011

Enrique Bunbury, en el inventario de su vida

El rockero español lanza su nuevo trabajo en vivo, un resumen de tres conciertos en Buenos Aires
La química que Enrique Bunbury consigue crear con el público en sus conciertos es distinta a la de otros artistas.

El existencialista rockero español logra una conexión única a través de los mensajes que lanza en sus canciones, que suelen ser odas a la melancolía pero con una puerta entreabierta a la esperanza.

Y la audiencia responde con una entrega total. 

Esa peculiaridad de Bunbury queda reflejada en su último trabajo, un álbum doble llamado Gran Rex, en alusión al famoso teatro de Buenos Aires, Argentina, por el que pasan muchos artistas latinoamericanos y españoles.

El álbum, una grabación en vivo de su concierto en ese local los días 3,4 y 5 de noviembre de 2010, es un balance en 24 canciones de su vida como cantante y compositor.

La ascensión rítmica y emocional de los conciertos queda clara tanto en los temas, cuidadosamente elegidos por Bunbury para un de por sí entregado público porteño, como en la respuesta de la audiencia, cuyo entusiasmo va en aumento a medida que se suceden los temas sobre el escenario.

El cabaret

En estos dos discos, el artista muestra sus diferentes facetas como autor de folk-rock, rock and roll duro, rock cabaratero, con sonidos de acordeón y clarinete, así como jazz-soul y rock sureño.

La obra salió a la venta el día 4 en Estados Unidos, España y Latinoamérica.

Éste es el tercer trabajo en vivo que Bunbury entrega en su carrera como solista.

Los dos anteriores son Pequeño cabaret ambulante (2000) y Freak Show (2005).

Bunbury también es particular en ese aspecto pues generalmente las grabaciones cada tanto de discos en vivo suelen ser características de los músicos de blues y jazz y no tanto de los rockeros.

En un álbum en vivo, el margen de error que tiene el artista es muy poco.

Frente a frente

El repertorio de los dos discos será muy familiar para los houstonianos seguidores de Bunbury pues, salvo un par de rancheras del compositor mexicano José Alfredo Jiménez, es exactamente el mismo que presentó el 27 de abril del año pasado en House of Blues, cuando comenzó su gira de más de 60 conciertos por Estados Unidos, México, Argentina y España.

El álbum abre con su faceta de rock-folk con los temas Las consecuencias, De todo el mundo y Frente a frente.

Este último tema, la versión de Bunbury de la canción que la intérprete española Jeanette puso de moda en 1981, es interpretado por el rockero con una intensidad desgarradora. Bunbury es acompañado por el tecladista español Jorge Rebenaque, que tiene una soberbia participación con el teclado electrónico, muy usado en el gospel y el soul-jazz, lo que acentúa el carácter dramático del tema, que habla de una agónica separación.

En el segundo bloque dominan el rock sureño y rock cabaretero.

Abre con Los habitantes, de rock-blues sureño, muy influido por la obra de grupos estadounidenses del mismo género, como la banda de Texas Old 97's o el grupo de Georgia Drive By Truckers.

Es en este bloque donde hace alarde de su virtuosismo el guitarrista Jordi Mena, en un largo requinto que suena como un lamento de blues moribundo.

Los siguientes tres temas del disco, Enganchado a ti, El Extranjero y Desmejorado, muestran la faceta de Bunbury como artista entrenado en el rock de cabaret, con influencia de las baladas francesas y alemanas de principios del siglo XX, y con una evidente influencia en el estilo interpretativo y los arreglos del estadounidense Tom Waits.

Estos tres temas, donde arriesga más que en otros y muestra una faceta innovadora, son los mejores del disco.

Diálogo con el público

Durante la interpretación de estas canciones, Bunbury mantiene distintos diálogos sobre el escenario. Musicalmente, destaca el que se desarrolla entre su voz y la guitarra de Mena en Enganchado a ti, donde el cantante hace scats, técnica vocal de jazz para hacer onomatopeyas, al mismo tiempo que los requintos.

Con el público, Bunbury crea un clímax en el diálogo que provoca en El Extranjero, donde los presentes corean junto a él la mayor parte de la canción mientras la mandolina de Mena adorna con improvisaciones de jazz.

La gema del disco es su versión de Desmejorado, nuevamente con Mena y Rebeneque, en la mandolina y el acordeón respectivamente, como una balada de jazz con un aire lejano a banda funeraria de Nueva Orleans.

La introducción del acordeón, un instrumento muy cercano en el sonido al bandoneón del tango argentino, es un guiño al público porteño que éste no deja pasar de largo.

Sólo es rock and roll

Bunbury, cuyo nombre real es Enrique Ortiz de Landazuri Izardui, se dio a conocer a mediados de la década de los 80 como cantante y guitarrista del grupo español de rock Los Héroes del Silencio.

Las canciones de la banda eran del rock básico, sin grandes complicaciones armónicas ni melódicas. Posteriormente, Bunbury empezó a hacer carrera en solitario.

En Gran Rex, retorna a su orígenes de rockero duro con buenas versiones de los temas El Anzuelo, El Rescate, Hay muy poca gente, Que tengas suertecita y Sólo es si me perdonas. En ellos explora sus raíces musicales y las sazona con ligeras dosis de ritmos latinos, aunque sin grandes alardes. Y con ellos cierra el primero de los dos discos.

La apuesta por el rock and roll que hace Bunbury como tema central en la segunda parte de la grabación le da mejores resultados con el público, ya que los asistentes participan más y cantan con más intensidad.

Los temas Si e Infinito, con el coro de la audiencia, son grandiosos y nuevamente Mena se luce con sus requintos que están a caballo entre el blues, el jazz y el son.

Además de Rebenaque y Mena los otros acompañantes de Bunbury son los músicos españoles Ramón Gacías (batería), Robert Castellanos (bajo) y Álvaro Suite (guitarra).

En resumen, Gran Rex funciona como un perfecto mosaico de la carrera de Bunbury. Sin embargo y por eso mismo, resulta un poco cansino escuchar otra vez temas como Puta desagradecida, Lady Blue o Alicia, que, aunque son presentados con pequeños cambios en los arreglos, podrían merecer la jubilación para la próxima gira del artista.

Texto. David Dorantes


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