19 octubre 2010

Enrique Bunbury: Soy un escritor empeñado en acompañarse con la guitarra



Y de pronto,a mediados de los80, un grupo de jóvenes zaragozanos conquistaron el olimpo musical. Se llamaban Héroes del Silencio. De manera insospechada, una ciudad que casi todo el mundo describía como gris y anodina en el aspecto cultural, daba a luz un grupo que miraba más a Europa que a su propio país.

Y ya nada fue igual. Empezó a interesar la música que se gestaba en la ciudad, se abrieron nuevas salas de conciertos y varias generaciones de jóvenes empezaron a llenarlas.


Héroes era mucho más que el propio Bunbury porque se nutría de las aportaciones de todos. Pero no hubiera sido el mismo grupo sin él.Una vez disuelta la banda, Enrique Bunbury ha seguido en la brecha, reinventándose una y otra vez, pateándose los escenarios de medio mundo, defendiendo lo que entiende que es, o debe ser, un buen puñado de canciones. Bunbury también ha elevado la autoestima de los jóvenes zaragozanos. En Alemania, México o Argentina lo idolatran, y su nombre aparece siempre vinculado al de su ciudad natal.

Es muy aragonés, seguramente más de lo que él mismo sospecha. Y quizá por eso ha sacado tiempo para contestar la entrevista por correo electrónico, mientras está envuelto en la vorágine de su gira mundial durante la segunda parte de su gira ‘Las consecuencias’. Hoy está en Durango, mañana en Torreón, luego llegarán Monterrey, México DF, Buenos Aires... A Zaragoza llegará el 3 de diciembre.

¿Cuál es su primer recuerdo relacionado con la música?

Siempre cuento que fue ver a Elvis Presley en la televisión, en uno de sus filmes, cantando. La película era ‘King Creole’ y, a día de hoy, creo que es una interpretación fantástica, sin duda, el mejor de los largometrajes de toda la carrera de Elvis… Pero, aunque nunca lo haya mencionado antes, el primer recuerdo real, relacionado con la música, es el anuncio de la separación de los Beatles en Televisión Española. Posiblemente no lo hice porque me sigue pareciendo ridículo e imposible que recuerde un dato de 1970, cuando yo tenía 3 años. Pero, en fin, ya se sabe, “la memoria es sombrero de prestidigitador”.

¿Cómo era el ambiente cultural y musical de Zaragoza a mediados de los 80?

A finales de los 70 y primeros 80 la necesidad se transformó en virtud y, de la carestía más absoluta, brotaron flores hermosas, que la desilusión, las drogas y el estado de bienestar se encargaron de destruir.Y convirtieron a muchos de los protagonistas de aquella década prodigiosa en ciudadanos cansados y necesitados de una generación que vuelva a recordarnos el valor de esta ciudad.


¿Hasta qué punto le influyó su conocimiento de la música que se estaba haciendo en Gran Bretaña: Police, Clash, U2…?

Mi hermano Rafael traía mucha y buena información de su estancia en Irlanda y, cuando pude ir yo, con once y doce años, exactamente fueron esos tres grupos, Police, Clash y U2, los que se convirtieron en mis guías y referentes.Durante esa década, las islas británicas cobraron un protagonismo absoluto en las tendencias de la música pop y rock, e incluso Estados Unidos miraba con envidia hacia Europa. Fueron años en los que visitar Londres era más importante que pisar la Jerusalén bíblica. Todos los grupos emocionantes tocaban y grababan allí. Los discos y la ropa había que comprarlos en Kensington Market y el puente aéreo no era Madrid-Barcelona sino Madrid-London.

¿Cómo fue el Bunbury de sus primeros grupos, de Apocalipsis, Proceso Entrópico, Rebel Waltz…? ¿Queda algo de él, o el Bunbury que hoy conocemos se explica a partir de Héroes? ¿Rechaza sus comienzos? 

No rechazo mis comienzos, pero miro para adelante siempre, con mucha más ilusión que nostalgia. Además, aunque empecé muy joven a tocar en diferentes grupos, creo no haber hecho nada destacable hasta que grabé con HdS mi primer álbum. Lo de las maquetas y la arqueología lo dejo para coleccionistas. De todas formas, y respondiendo a su pregunta, soy una sola persona que estuvo en diferentes grupos antes de HdS, luego grabó y giró por todo el mundo con Héroes entre 1988 y 1996 y, posteriormente, lo continuó haciendo hasta el día de hoy de manera aparentemente solista.

Compró su primera guitarra a los 13 años. ¿Fue algo mágico? 

La guitarra eléctrica es el símbolo rockero por excelencia y comprar una (aunque fueramala y barata) fue entrar a formar parte de ese club. Pasé por muchos instrumentos, buscando, hasta encontrar lo que finalmente soy: un escritor, intérprete de sus propias canciones, que se empeña en acompañarse con la guitarra.

El 10 de marzo de 1985 tuvo lugar el primer concierto de Héroes. ¿Qué le sugiere la fecha?

No recordaba la fecha, la verdad.

El éxito rápido, como el que tuvo Héroes, ¿enseña algo? 

Enseña a que más vale que aprendas rápidamente, porque lo que tardes en aprender, es lo que te quedas sin cobrar. Héroes conectó como nadie con una generación de jóvenes que convirtieron en ‘himnos’ muchas de sus canciones. ¿Hasta qué punto eran conscientes de ser un fenómeno? ¿Y hasta qué punto se les ha reconocido esta faceta? Creo queHdS es y ha sido un grupo muy reconocido por parte del público, por la prensa y por la historia. Sería injusto si me quejara al respecto. Y sí, éramos conscientes de lo que ocurría. Era tan obvio…

En 1996 desapareció la banda. A partir de ese momento, Bunbury ha experimentado mucho más, ha asumido más riesgos. ¿Este es su verdadero rostro? ¿No teme despistar a los seguidores?

Mi verdadero temor es haber ofrecido ya todo lo que hay dentro de mi. Me gustaría, si me lo permiten, sorprenderles con un par de cosillas en el futuro.

¿Recuerda la primera canción que escribió? ¿Cómo aborda ese trabajo? ¿Qué porcentaje hay de inspiración y qué de trabajo puro y duro? 

Buf, que pregunta más larga y difícil. Muy a menudo me pregunto por qué uno se pone a escribir canciones y luego las muestra al público creyendo que pueden ser de algún tipo de utilidad. Al final, mi conclusión siempre es la misma: es pura necesidad. Efectivamente el trabajo ayuda a ser un creador prolífico, pero mis mejores canciones, en el fondo, hubiera preferido no haberlas tenido que escribir. Surgieron porque ellas lo eligieron y me obligaron a cantarlas. Y... ¿la primera que escribí? ¿Qué importa la primera canción que escribí? La primera canción que escribí para HdS sí que la recuerdo y fue ‘Héroe  de leyenda’.

Evita siempre explicar sus canciones. Busca generar misterio.

Cada uno hace lo que puede. Me gustaría escribir textos tan buenos como los de Cohen, pero solo consigo hacer textos tan buenos como los de Bunbury.

¿Sigue pensando que una canción no cambia el mundo? 

Reflexionar es bueno… En mi caso, estoy más que conforme con que haya alguien, por ahí, que me preste atención y me escuche.

Hoy seguramente habrá dado cerca de 1.000 conciertos. ¿Qué es, a su juicio, un ‘buen’ concierto en directo? 

Hay muchos tipos de directo que merecen la calificación de ‘buenos’. Músicos inertes en el escenario, concentrados en su instrumento, que transmiten más verdad que otros ágiles e incansables. He visto grandes conciertos de Van Morrison quieto frente a su micrófono, o de Leonard Cohen de rodillas, y de Bruce Springsteen movilizando a un estadio, o de U2 contagiando su pasión, o de Rolling Stones haciendo la música más sexy del planeta.También he visto a Dr. Feelgood haciendo conciertos maravillosos en salas para cien o doscientas personas y a Freddy Mercury haciéndonos amar el espectáculo de masas. Quizás, en realidad, un buen directo consiste en lo que Austin Powers definía como ‘el Mojo’. Y, ‘el Mojo’, lo tienes o no lo tienes.

Lo que más caro se paga en este mundo, ¿es la independencia?

Las pequeñísimas parcelas que esta sociedad nos ofrece para desarrollar nuestras ansias de libertad están disponibles de forma un tanto engañosa. Es cierto que tenemos el catálogo 2010 de Ikea y que podemos cambiar el salva pantallas de nuestro portátil, podemos elegir de qué color queremos que sea nuestro coche, y si la hipoteca de nuestra casa la tenemos a cincuenta o cien años; pero también lo es que las cosas no son siempre como nos las enseñaron en la escuela. Nunca somos del todo libres, ni independientes, ni siquiera somos nosotros mismos, hasta que estamos solos. Y el castigo o el precio a pagar, al que supongo se refiere la pregunta, es continuar el viaje solo.

Una faceta suya que se conoce poco es su gran labor de ayuda y apoyo a otros creadores, tanto en la música como en las letras, con su editorial Chorrito de Plata. En un mundo tan egoísta como el de los creadores, ¿por qué ayudar a los demás? 

Hay gente con un valor y un talento asombroso por ahí, por las calles zaragozanas y del mundo, a la que no se les hace demasiado caso. No son muchos, pero los hay.

Hoy que todo lo domina la industria, sigue al margen del sistema, o al menos eso es lo que parece. ¿Es o no es necesaria la industria? 

Siento contradecirle en un aspecto sustancial. Mi carrera nunca se ha desarrollado al margen de la industria. Aprecio que una compañía discográfica invierta dinero en las canciones y grabaciones de un grupo con talento. Admiro que alguien dedique su vida a divulgar la música de los autores españoles y mundiales en las ondas radiofónicas. Aprecio enormemente el trabajo de gestión que han desarrollado las sociedades de autores en este país y el resto del mundo, y la legislación y regulación para que la gente que escribe temazos inolvidables pueda ¿vivir? de su trabajo. Mi camino no ha sido el más transitado, pero como el de todos los que pagan sus lentejas con la música, ha sido dentro de la industria. Todos esos debates abiertos dentro de la industria musical española y mundial deberían ser tratados con el mismo respeto que se merecen las desgracias de cualquier trabajador, y no con la superficialidad con la que últimamente algunos medios de comunicación se han expresado. Supongo que cuando la crisis de la industria cabalgue sobre el tejado del papel impreso, (o sea, ya) todos los implicados desearán que sean tratados con delicadeza y humanidad.

Texto: Mariano García
Fuente: Heraldo de Aragón


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