“Desde el que pone las luces en un concierto, hasta el chaval que vende los discos en la tienda, eso es la Industria, no estamos hablando de cuatro caras famosas. Y si no hay tejido industrial nuestra cultura se muere y se queda tendida en el suelo a la espera del juez. Son muchos puestos de trabajo vinculados a la música. ¡Estamos hablando de clase trabajadora, por favor!”
El frío invernal que azota Madrid en estos días ha sido el techo del escenario montado en la zona de Cuzco y frente al Ministerio de Industria donde gente tan dispar como Luis Eduardo Aute, Loquillo, Guzmán, Malú, Chenoa, Melocos o Rosario Flores se daban cita bajo el lema: “La Música es Cultura, la Música es Empleo”. El debate, ante la debacle de todo un sector cultural e industrial, está abierto.
Fuente: EFE EME
Texto y fotos: CHARLY HERNÁNDEZ.
Pancartas en ristre, tarimas enmoquetadas y micrófonos por doquier ante el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. ¿Por qué no en el Ministerio de Cultura? Antonio Carmona responde que “la cultura no tiene nada que ver en este ministerio, todo es un poco caos, como si fuéramos los últimos con quien contar y da una imagen de estar perdidos totalmente.”
Entonces, pregunto desde mi humilde posición, ¿Cultura o Comercio? Cultura, porque es arte lo que conlleva la creación de una simple canción, desde su composición en papel, pasando por el estudio y grabación y diseño de portada. Piensen en toda la gente que puede trabajar en esos pasos a seguir; para empezar el músico, artista underground que ensaya por las tardes al salir del trabajo en un local que paga junto a sus compañeros de grupo, el cual suele estar incompleto en ocasiones por horarios cotidianos. Muchos de estos grupos ofrecen sus conciertos por los circuitos, cada vez más escasos, donde poder tocar a cambio de un porcentaje monetario que rara vez cubre los gastos de desplazamiento y demás. Ahora, por un golpe de suerte, nuestro grupo logra editar su disco tras años de esfuerzo, entonces llega el Comercio.
Loquillo habló tras la manifestación de que “desde el que pone las luces en un concierto, hasta el chaval que vende los discos en la tienda, eso es la Industria, no estamos hablando de cuatro caras famosas. Y si no hay tejido industrial nuestra cultura se muere y se queda tendida en el suelo a la espera del juez. Son muchos puestos de trabajo vinculados a la música. ¡Estamos hablando de clase trabajadora, por favor!”
Con el lanzamiento del disco, aparecen discográficas (llamémoslas X) y distribuidores que tras cerrar contratos y papeleo variado logran financiar la promoción y venta de ese álbum, un álbum que como precio de salida es de 17 Euros de donde el grupo logra sacar a duras penas unos escasos 2 Euros. Primer interrogante sobre mi teoría. ¿Precio excesivo y poco beneficio para el autor?, la opinión de un servidor es afirmativa, pero no parece compartir mi idea del todo el que fuera componente de Ketama que con un aspaviento contesta: “El precio de los discos es muy relativo, tú cuando vas al cine y pagas ¿te llevas la película directamente? No. Tú te estás gastando 13 Euros o 15 Euros… ¿qué son 15 Euros? Que yo llevo dos años sacando mi disco y grabándolo en un estudio que no me da ni el sol. Yo creo que eso es mínimo, la gente se gasta en perfumes, abrigos… un dineral, lo que pasa que por dinámica ya hemos pillado en este país lo de que la música tiene que ser gratis.”
Lógicamente, el trabajo de un músico se tiene que ver recompensado con creces, pues todos queremos cobrar por nuestro trabajo, las facturas hay que pagarlas. Hasta ahí comparto la opinión de Antonio Carmona, pero no comparto que compare un disco con un perfume o un abrigo aunque… ¿acabará siendo la música un lujo? Personalmente pienso que la música no gusta realmente a tanta gente como parece, los que de verdad amamos la música seguiremos comprándola.
Por ello veo factible un precio razonable para la venta de un disco, pero no concibo un precio inflado, muy inflado, que reporta muy poco a los músicos que necesitan pluriemplearse para poder comer y que, ahora, es un lastre en el negocio musical, como ha comentado Loquillo tras la manifestación: “Es un problema no atajado en su momento y no olvidemos una cosa; nuestro Presidente [Zapatero] prometió hace cinco años una ley de la música. Yo creo que le está creciendo la nariz. No sirve en campaña electoral ponerse al lado de los cantantes de turno y hacerse la foto, eso a otro. A mí no. ”
Se ha culpado a Internet de forma excesiva. ¡Ojo! Nos venden la imagen de “Internet = Pirateo” como el que vende el pan a ojos del populacho cada vez más desinteresado en la cultura y no es así. Internet es una herramienta ideal para la distribución de música y nuevos artistas, una revolución dentro de la industria discográfica le ha pillado en paños menores. Conchita, cantautora de sobra conocida en locales madrileños como Búho Real, comenta; “Internet ha ayudado a que gente que no puede tener una discográfica se dé a conocer y también es un medio por el cual puedes escuchar cosas que antes no podías. Yo misma hasta que no me he puesto a grabar un disco no me he dado cuenta de la gente que hay detrás, que creo que hay que valorar un poco más, pues no se valora la música. Que Internet sea una herramienta que ayude, pues sí, pero no hay que confundir una cosa con la otra.”
¿Recuerdan el tiempo de espera ahorrando para comprarse el último vinilo de su grupo favorito allá por los 70 u 80? Se valoraba ese formato y aunque eran caros, escuchábamos una y otra vez el LP hasta desgastar el surco. ¿Y ahora? Ahora hay un exceso de información que inunda en forma de CD’s vírgenes en cajas o sobres transparentes las estanterías de nuestras casas debido a que la adquisición de ese disco ha sido totalmente gratuita, el valor que se le otorga es nulo, en caso de que se haya grabado a CD y no se quedara olvidado entre miles de bites dentro de un disco duro.
“Los iPods son campos de concentración musicales: las canciones están raquíticas de frecuencias, pobrecitos mp3, viven todas ellas apelmazadas en un espacio minúsculo y, a menudo, ni siquiera tienen título. Menos aún una cara, un rostro, una portada. Genocidios musicales”
SIN CARA NI NOMBRE
Julio de la Rosa me comentaba hace un tiempo que “con las nuevas tecnologías, lo importante es consumir música, no qué música consumes. Así que para qué queremos una portada si tenemos setenta millones de canciones en un centímetro cuadrado. No me cansaré de decirlo: los iPods (gran nombre) son campos de concentración musicales: las canciones están raquíticas de frecuencias, pobrecitos mp3 (otro gran nombre), viven todas ellas apelmazadas en un espacio minúsculo y, a menudo, ni siquiera tienen título (un miserable nombre). Menos aún una cara, un rostro, una portada. Genocidios musicales.”
Y ahí está otra de las ramas más importantes de este problema: La educación. Desde tiempos pasados se ha visto muy mal la figura del artista, como un vividor, drogadicto y siempre de la mano de la vida libertina y oscura. No hay más que leer cualquier foro o comentario en la red de redes sobre una noticia en la que un músico o artista protesta, tales perlas como “Que trabajen como los demás mortales” o “Yo no me compro su disco porque mi dinero se lo gastará en droga” son muy corrientes en la sumergida sabiduría de los foros. ¿A caso no trabajan los músicos? Lo mismo que un carnicero, albañil o marinero se ganan la vida de una forma, el músico se la gana de otra, a su modo y ejerciendo su labor que muchas veces es agotadora entre sesiones interminables de grabación y giras interminables.
No hay respeto ni por el trabajo del músico ni por su figura y culpa de esto, afirmo, la tiene la SGAE que, sin querer atacarla de forma gratuita, me reafirmo en mi opinión sobre esta sociedad que están haciendo un flaco favor. Un peso pesado del rock and roll patrio como es Loquillo responde a la pregunta de que para combatir esto hace falta una unión y una labor de conciencia social: “Sin duda. Han hecho mucho daño temas de los que no voy a hablar aquí pero que vosotros tenéis en la mente. Se han vendido muy mal ciertas cosas y esos temas están afectando muy mal a esto y estoy hablando de SGAE. Nos han vendido a nosotros como los malos y ellos se han quitado de en medio. Es muy maquiavelo eso, ellos crean una situación y la recibimos nosotros. Yo también estoy contra el canon. Yo no tengo que ver con SGAE, eso que quede muy claro, y Luis [Eduardo Aute] tampoco. Somos autores y no tenemos que ver nada con ningún tipo de administración, estamos hablando de industria que es una cosa muy distinta. Estoy hasta los cojones del desprecio al que se nos somete. Ha llegado el momento de que se nos deje de tratar como chorizos. Entonces creo que no se puede confundir una cosa con la otra y lo que es evidente es que cuando una cosa se hace mal, se tiene que rectificar. Aquí ha venido clase trabajadora y si hemos venido aquí tanto Luis [Aute] como yo, es para solidarizarnos.” Loquillo se refiere a la presencia en la manifestación del grueso de los trabajadores de la industria musical, gente anónima.
Creo que no hay nada más que añadir, por lo tanto SGAE, los innombrables, no han aparecido en la manifestación y no han tenido nada que ver, por lo que dejan clara su posición de cobardes y recaudadores que, cuanto más lejos, mejor.
Sepamos diferenciar SGAE y el colectivo de artistas y músicos. Aún así los artistas de la música siguen indefensos ante el mangoneo y juego del gobierno de turno, sociedades y público deseoso de linchamiento barato. Llegamos al punto en el que nos tenemos que concienciar todos, absolutamente todos, que la música, el trabajo de un músico es su pan y su sustento. Es lo que dijo Txus, de Mago de Öz antes de subirse a la tarima con el resto de compañeros: “Para nosotros la cultura y la música es el idioma de los locos, de los bohemios… y vosotros pensad un día al despertaros que no suene el despertador porque no hay música en la radio. Y realmente queremos inculcar a la gente joven de que en una canción, a parte de mucho esfuerzo personal e imaginación también hay trabajadores.
Queremos dignificar esta profesión que por desgracia es ‘gratis’ y queremos dar la cara por la gente que ya no solo sale en las revistas, sino toda la gente que hay detrás, que esa gente come y la nevera de cualquier persona merece todo el respeto.”
Dicho esto y teniendo claro el respeto a los trabajadores vinculados y relacionados con este mundo, me pregunto yo. ¿Los hay que se quejan y se callan cuando ven beneficios? Claramente sí. Telefónica mantiene el monopolio de línea y acceso a Internet en España, una de las líneas más caras y lentas por cierto, que junto a ministros, en este caso la Ministra de Cultura Ángeles González-Sinde y SGAE lapidan a los usuarios de Internet como delincuentes. Amenazan con restricciones en la línea, pero ven que Telefónica, gracias a todos esos usuarios que se descargan archivos, genera muchísima divisa, prefieren dar un paso hacia adelante y dos hacia atrás. Retractarse lo llaman ellos, hipocresía lo defino yo, si me permiten.
Pagamos un canon, se supone que con eso (no veo lógico que una empresa ajena al Gobierno nos cobre un impuesto) tienes derecho a descargarte música gratuitamente, porque duela a quien le duela, es legal, lo que es ilegal es lucrarse con esas copias caseras, como pasa con los top manta. Mafias que ofrecen al inmigrante de turno ese trabajo, porque no hay otra cosa, son un problema que los políticos han dejado escapar, más bien han decidido mirar para otro lado. Como comentó Carmen París “off the record” sobre las operadoras y la venta ambulante.
¿Entonces? Preguntarán. Entonces hay muchísimas cosas que cambiar, primeramente si se castiga la descarga de música, que se castigue porque se han roto barreras o se ha cruzado una línea difícilmente franqueable, no castigarlo de boquilla y dejar en la estacada a los afectados, músicos y gente trabajadora relacionada y segundo, exigimos seriedad total, que Gobierno y Oposición dejen de lanzarse la pelota unos a otros y tomen cartas en el asunto desde ya de manera urgente pero trabajadora, sin chapuzas ni parches momentáneos.
Antonio Guisasola, tras hablar con el Ministro Miguel Sebastián, declaró frente a los micrófonos que por parte del ministro ha recibido buenas palabras, que están trabajando en ello, por su parte, Guisasola insistía en la urgencia del problema, de un plan y que se tomen medidas como lo hacen en Francia o Inglaterra. Luis Eduardo Aute se pronunciaba claro: “No ha hecho falta decir nada más, se oían vuestros gritos. Es el momento de empezar, de hacer algo.”
Hace falta calidad, muchísima, dejémonos de programas y fábricas televisivas de artistas que no dan un fruto ni proporcionan clase al gremio. Desde la radio, hasta la televisión. Las cadenas ofrecen una y otra vez la misma fórmula, que aburre, cansa y quema al oyente. Piénsenlo también, TODOS, tenemos que cambiar, desde ministros, músicos que estuvieran o no en la manifestación, internautas, periodistas… todos por igual, aquí buscamos también la calidad y eso sí que escasea y mata la música tal y como la conocemos. La música no solo es Malú, Alejandro Sanz, Carlos Baute…etc, la música son gente que está ahí, que deberían de sonar y tener las mismas oportunidades. Nos estamos perdiendo muchísima calidad que se acaba pudriendo por aburrimiento. Da que pensar, ¿verdad?
Ejemplos claros son Vetusta Morla que lanzan su disco tras diez años pisando tablas con su propio sello, o Quique González, que ha decidido dar plantón de nuevo a las discográficas. Eso también hay que contarlo, no solo se protesta, sino que todos tenemos que hacer un análisis de la situación. Es fácil “llorar” porque el problema de Internet que casi va ligado con “Piratería” se viene encima, pero también hay que saber atajar el problema y evolucionar conforme soplen los vientos de la tecnología y no quedarse estancados en unos estándares que antaño dieron dinero, pero que ahora no dan nada.
Tuve la ocasión de encontrarme con Edurne, concursante de “Operación Triunfo” que asistió también a la manifestación para defender la causa: “Lo primero es que aunque nosotros vengamos de este programa es muy difícil que se nos considere como artistas pero también nos dedicamos a la música y queremos defenderla. Para este tipo de cosas da igual de donde vengas porque el que canta y se dedica al mundo de la música tiene que estar aquí y luchar para que esto se pare de una vez.” Por otro lado, la también ex concursante de “OT” (el adjetivo triunfito me parece demasiado despectivo) Chenoa declaró que “esto es algo a parte de la piratería, tema que conocemos todos y yo creo que esto es más general. Los actores han tenido mucha fuerza y ahora nosotros necesitamos apoyo. La gente que está empezando, la cantera que quiere desarrollar su carrera musical. Obviamente yo salí de otro sitio, pero eso no significa que no tenga en cuenta este tema y que no sepa por dónde hay que empezar.” Son un claro ejemplo de cómo el sentido común se deja de prejuicios y se unen con músicos respetados para luchar por su forma de expresión, de sustento, su vida y su trabajo.
El futuro de este sector será el de sindicarse, unirse todos para mejorar la calidad de la música y dignificarse. Los actores, por ejemplo, son un tipo de sector artístico con sindicato que los defiende. Miguel Ríos hace unos meses habló largo y tendido sobre esto y comentó lo siguiente: “La industria se tiró por el lado más chungo de la música, el menos arriesgado y empezaron a clonar lo que creían que tenía éxito que era la fórmula esta de ‘Operación Triunfo’. Entonces el rock ha perdido fuerza en la industria, pero, sin embargo, ahí tienes a gente que sigue tocando y sigue haciendo la mejor música que nunca se ha hecho, o sea, canciones como las que hace Lapido o canciones como las que hace Quique González. Siempre hemos estado unos cuantos haciendo canciones, pero ahora la abundancia, la actitud y la credibilidad que tienen la música y los músicos ahora… es estupenda. Pero sin embargo tienen menos sitios donde actuar, menos medios donde se vean reflejados sus temas, cada vez existen menos vehículos de difusión para llegar a la gente, al gran público. ¿Sabes qué pasa? Nosotros los músicos nos hemos convertido en una clase pasiva. El sentido de la lucha sindical de clase nunca lo hemos tenido. Si hubiéramos sido un colectivo que nos organizáramos como los actores o como los trabajadores de los altos hornos de Bilbao o de los astilleros, su hubiéramos tenido esa conciencia de clase a nosotros no nos hubiera pasado lo que nos ha pasado. Y tendríamos la posibilidad de tener una voz única y responder ante todo tipo de abusos que están haciendo con toda nuestra profesión. Porque nadie se preocupa de saber cuántos miles de parados hay ahora mismo en el sector cultural en la música.
Ahora mismo que estoy haciendo un tour y sé qué cantidad de trabajo había el año pasado y el anterior, pues este año no hay ni la mitad de la gente trabajando que había el año pasado. Son muchos miles de personas, en toda España, las que han perdido el trabajo, como trabajadores autónomos, de las tiendas de discos cerradas, de las compañías disqueras, de las empresas de alquiler de equipos, etc.”
El Gobierno ha propuesto este cambio antes de final de año, pero según palabras de Loquillo “Ya es muy tarde”.
Los habrá que se rasguen las vestiduras y otros que como las televisiones nacionales, han hecho un caso muy escaso a esto.
Dando por finalizado este artículo con el cual he querido dar luz a un asunto que crea controversia; espero haber agitado sus ideas lo suficiente para que desborden los ríos de la mente y formen nuevos cauces de sensatez y respeto.
Insisto, TODOS, tenemos que cambiar, movernos al mismo ritmo y crear la mejor canción que podamos escuchar.
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