07 noviembre 2009

Los Ángeles (4.11.09): "Las virtudes del camaleón"

A estas alturas, cualquiera que vaya a un concierto de Enrique Bunbury con la intención de escuchar los éxitos de su vieja banda Héroes del Silencio tiene que estar seriamente despistado.

Y es que si bien sigue siendo conocido a nivel mundial por su rol como cantante en la citada banda, este español lleva ya doce años como solista, y ha grabado más discos así que los que hizo con el grupo.

Eso es algo que pareció entender la mayoría de los fanáticos que se reunieron el miércoles pasado en el Teatro Nokia y que celebraron con mucho entusiasmo la actuación, en la que se incluyó sólo un tema de los añorados Héroes: "La herida".

Como solista, Bunbury es menos explosivo, pero mucho más versátil que su vieja banda; no ha dejado de llevar el atuendo rockero que lo caracterizó siempre (y que sigue recordando a Jim Morrison), pero adopta frecuentemente senderos más introspectivos, pasajes más acústicos y ritmos menos frenéticos.

Claro que eso no fue del todo evidente al principio del show, que empezó con una buena muestra de los cortes más contundente de su más reciente placa, "Hellville de Luxe", incluyendo "Hay muy poca gente", una canción enérgica y celebratoria que sí recuerda lo hecho por los Héroes.

Pero el vocalista empezó pronto a cambiar de ritmo para desgranar piezas más atmosféricas y lentas, como "Doscientos huesos y un collar de calaveras" (donde uno de sus músicos se desprendió de la guitarra eléctrica para encargarse de la mandolina), o para asumir una tendencia folclórica y balcánica a través de una vibrante versión de "El extranjero" que incluyó acordeón, ukulele y contrabajo.

A lo largo del concierto, Bunbury -que tocó la guitarra acústica- demostró que también le da cabida a temas inspirados en el bolero y en la ranchera, como lo atestiguaron "Sácame de aquí" e "Infinito", un par de composiciones que, además de probar su estrecha relación con el país vecino, son dos las más aclamadas por la audiencia mexicana.

Pero el interés cultural del cantante y creador no se limita a una sola región, ya que el mismo show le sirvió también para presentar "Canto (el mismo dolor)" -una pieza inspirada en la música costeña del Perú- y lo hizo recurrir a arreglos instrumentales que remitían frecuentemente a sonidos provenientes del tango, del cabaret francés y de otras escuelas menos discernibles.

Lo curioso es que, a pesar de sus constantes variaciones musicales, el arte de Bunbury no se altera mayormente en lo que respecta a su interpretación vocal, cuya impostación extrema resultaba conveniente para el sonido más 'heavy' de los Héroes, pero que se muestra a veces excesiva en sus temas más suaves.

Por el lado rockero, el mismo cantautor se inclinó mayormente hacia las influencias psicodélicas que se han plasmado en varios de sus trabajos como solista, recordando a Pink Floyd en algunos de los pasajes instrumentales del excelente corte "Alicia" y rindiéndole tributo a David Bowie en "Lady Blue", una composición completamente metida en la onda espacial del citado británico durante su etapa como Ziggy Stardust.

En todo caso, el zaragozano -que tiene una personalidad impetuosa y no suele llevarse bien con la prensa comercial- no quiso probarle nada a nadie, ya que concluyó su notable presentación con "Si no fuera por ti", un llamativo surco de marcado acento rockero, con un estilo muy anglosajón y ninguna tendencia latina.

Texto, fotos y fuente: Sergio Burstein. Colaborador HOY/Los Angeles


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