
Histeria, energía, llanto, devoción y gritos desgarradores de cinco mil personas enmarcaron el concierto de
Enrique Bunbury en el Domo de la Feria la noche del martes. No era para menos. El español regresó a una de las ciudades donde más admiradores tiene y en la cual hasta se dieron cita fans de Aguascalientes, Querétaro y San Luis Potosí. Ninguno salió defraudado, excepto los nostálgicos que pedían “La chispa adecuada”, tema que no llegó pero que se compensó gracias a las otras 24 canciones que formaron el repertorio. “El club de los imposibles”, “Señorita hermafrodita” y “Hay muy poca gente” fueron las primeras, con esta tripleta se aceleraron los corazones y el Domo se transformó en un manicomio.
Bunbury, ataviado al principio como vaquero, le puso “alcohol al fuego” con sus movimientos provocando que las mujeres literalmente desorbitaran las pupilas cuando él extendía los brazos, apuntaba al público con su mano como si fuera revolver, se retorcía detrás del micrófono, movía la cadera al compás de la música y corría de un lado a otro. La música siguió con “Bujías para el dolor”, “No fue bueno” y “Sólo si me perdonas”. Sin embargo los detonantes de la histeria llegarían momentos después con “Sácame de aquí”, “El extranjero” y “Alicia”. Con ellas las gargantas del público llegaron al límite y los cánticos se escucharon hasta Zaragoza, España. El escenario también fue pieza clave del concierto. A veces evocaba un cabaret (luces rojas, lámparas colgando), en otras el lugar se transformaba –gracias a los reflectores y efectos de la pantalla led- en una vía láctea.
Para continuar el alboroto Enrique interpretó “Sí”, posteriormente “Lady blue” en una versión distinta a la original, ésta más psicodélica, cadenciosa. Y si cinco mil personas se “cuadraron” ante
Bunbury,
Enrique se “cuadró” con
José Alfredo Jiménez. El español brindó un homenaje al guanajuatense interpretando “El Jinete”, sin mariachi pero con mucho sentimiento. De cabaret el lugar se transformó en cantina. Y más cuando los sentimientos estuvieron a flor de piel con “Al final” y la última de la noche, “El tiempo de las cerezas”. “No te preocupes por mí/ soy como los gatos/ y caigo de pie”, recitaba
Bunbury mientras su legión de seguidores, algunos sin camisa, sudorosos por los brincos y afónicos por tanto gritar, exprimían al máximo esos últimos segundos del español sobre el escenario. A las 11:30 de la noche la banda y el cantante se abrazaron y la ovación del público fue ensordecedora… sin embargo esos últimos acordes quedarán en la memoria, ¡o en YouTube! para siempre.
0 comentarios:
Publicar un comentario